Hemos estado trabajando en las últimas semanas en una propuesta de oleoturismo por la Sierra de Tramuntana en Mallorca. Al hilo de esto, queremos aportar algunas claves para entender mejor y sobre todo disfrutar al máximo este emergente segmento de producto turístico. Al igual que sucede con el mundo del vino y el enoturismo, el oleoturismo pone en valor los procesos de obtención del aceite de oliva, un recurso gastronómico básico en nuestra dieta mediterránea, junto con la vertiente medioambiental y cultural del olivar como paisaje y los recursos etnográficos intrínsecos a ello.
- Una definición aceptada del oleoturismo sería esta:
“Forma especial de viajar basada en el interés específico de visitar regiones olivareras o cuando se viaja por otras razones y hay un deseo de visitar dichas regiones o almazaras de la cuenca mediterránea”
- El olivo es un árbol de crecimiento muy lento, de formas caprichosas y que, en muchos casos, puede tener una longevidad centenaria o incluso milenaria. Hablamos, ante esta perspectiva, de árboles singulares o monumentales, con un valor en sí mismo desde un punto de vista paisajístico, pero también cultural. La mano del hombre y su cuidado han ido de la mano desde tiempos ancestrales. Descubrir ese legado cultural es parte del valor del oleoturismo
- Las almazaras son uno de los puntos de referencia del oleoturismo. Topar con una almazara tradicional, con un sistema de molido y prensado antiguo es muy poco común, ya que ya escasean. En Mallorca, en donde el aceite llegó a ser uno de los motores de la economía local, tan sólo quedan dos tafonas (almazaras) tradicionales que funcionen, de las que sólo una sigue produciendo en activo. En cualquier caso, visitar las almazaras y los olivares de donde sale la aceituna, conocer cuál es el proceso completo para obtener el “oro líquido” y, por supuesto, disfrutar de una cata de aceite, es una actividad básica en cualquier propuesta de oleoturismo
- El oleoturismo puede ser una interesante actividad complementaria para agricultores, almazareros o bodegueros, no tanto como su única fuente de subsistencia. La recogida de la aceituna depende de la variedad y de la zona donde se recoge, pero por lo general suele empezar en octubre y se prolonga hasta diciembre, incluso más si el año es bueno. Esta época es, sin duda, una de los mejores para practicar oleoturismo, ya que permite al visitante conocer y comprender mejor el proceso de producción del aceite de oliva.
- Cada vez van surgiendo nuevas tendencias y propuestas de oleoturismo que, no sólo conllevan la visita de una almazara o el participar en la elaboración de aceite. También las hay que proponen sumergirte en spas que ofrecen masajes manuales o con piedras volcánicas que se deslizan sobre el cuerpo untado de aceite de oliva, un producto que hidrata, nutre y cicatriza. Alojamiento en cortijos rodeados de un mar de olivos, visitas a museos especializados o centros de interpretación del aceite de oliva. Las mejores zonas para adentrarte son Andalucía, Castilla La Mancha, Aragón, Cataluña o las Islas Baleares. En general, la cuenca mediterránea, no sólo en España, se lleva la palma.