Se acerca el final del curso escolar, llega el verano y con él la época vacacional por excelencia. Para los niños, con casi toda probabilidad, el mejor momento del año, pero para muchas familias llega también un quebradero de cabeza. No sólo porque muchos padres no puedan dejar de lado, obviamente, sus obligaciones laborales para estar más pendientes de los pequeños y de todo el tiempo libre que van a tener. También a la hora de escoger vacaciones, ya que muchas veces se hace muy complicado encontrar destinos, empresas o iniciativas cuya oferta se adecúe a las necesidades de una familia con niños a la hora de viajar.
Hay muchos destinos que han lanzado sellos de turismo familiar para identificar este tipo de propuestas. En este sentido, hay un segmento turístico que conjuga diferentes ámbitos que pueden suponer un valor añadido para este tipo de público. El turismo rural y viajar en familia son dos cuestiones muy cercanas. Se desarrolla en pleno contacto con la naturaleza, lo que ya de por sí es una invitación para los que niños puedan jugar y divertirse en un entorno natural. Un componente educativo y de aprendizaje que se puede ver reforzado sobre todo con iniciativas de agroturismo, en donde los más pequeños puedan interactuar con el día a día de una granja, de actividades agrícolas o ganaderas, aprendiendo sobre tradiciones, modos de vida y elementos del patrimonio etnográfico del territorio que visitan. A eso hay que añadir que muchas iniciativas de turismo rural son gestionadas de por sí por familias, con lo cual se da el cocktail perfecto tanto por parte del que visita como del que recibe. Sigue leyendo