Eliseo Leis es un pastor gallego que transmite amor y pasión por su profesión con cada palabra. Maximiliano Pinillos es la viva imagen de un hombre forjado con su ganado vacuno en la dehesa y campos de cultivo de Cabanillas del Monte. Francisco Oroz te ofrece una mirada curtida en mil batallas en el corazón del bosque navarro. Alexander López, cabrero tinerfeño de tan sólo 25 años, es un ejemplo de hermanamiento entre las nuevas generaciones y las tradiciones más ancestrales. Las manos de María del Mar Santana son el legado histórico de la herencia de los antiguos gomeros. Hablar con Dámaso Padrón o con Iván Montero, con su sabiduría artesanal en torno a los tambores y las chácaras herreñas, es no sólo emocionante sino también una experiencia única.
Son sólo algunos ejemplos, pero hay muchísimos más y otros tantos que están por venir. Llegado a este punto, con la sala de máquinas del proyecto de rutas y paisajes sonoros a pleno rendimiento, si tengo que destacar algo de la gran experiencia que está suponiendo para mí esta iniciativa, es poder poner cara, nombre y apellidos a todas estas personas. Hombres y mujeres que con su esfuerzo, trabajo y dedicación están apostando por poner en valor trabajos, recursos, memorias, modos de vida, tradiciones y, en definitiva, parte de lo que somos y seremos. Cada uno en su territorio, en su círculo más cercano… porque desde lo local, desde el ámbito en donde tenemos poder de decisión, a veces es posible pensar en lo global. Como dice el gran Eduardo Galeano, «mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo».