El Goierri guipuzcoano esconde uno de los tesoros naturales e históricos más desconocidos de todo el territorio: el coto mineo de Mutiloa.

Zona de tratamiento del mineral en el paraje conocido como Mañastegizahar, en la localidad de Mutiloa
La vía verde de Mutiloa y Ormaiztegi recorre 4,5 kilómetros atravesando los bosques y montañas de estas dos localidades de la comarca del Goierri guipuzcoano. La aproximación a la vía verde se hace desde Mutiloa, por el camino del Troi, de 2 kilómetros de longitud, creando así una senda de 6,5 kilómetros en los que los protagonistas serán los pinares, los arroyos de montaña que nacen a escasos pasos del recorrido, y como no, los vestigios que recuerdan al excursionista la importante pero modesta actividad minera que hubo en la zona.
Un poco de historia
Esta vía sustituye hoy a la antigua línea de ferrocarril de montaña construida en 1901 gracias a la coordinación y al trabajo conjunto de dos compañías mineras que trabajaban en las dos laderas de la misma montaña: la Sociedad minera de Mutiloa, que extrajo material de las minas de Troi – Aztiria en el coto de Mutiloa, y la Compañía minera Cerain Iron Ore, de capital inglés, que extraía carbonato de hierro del coto de Aizpea, en la localidad de Zerain.
La Sociedad de Mutiloa fue la encargada de construir este ferrocarril que entró en funcionamiento en el año 1901. El mineral bajaba a través de un plano inclinado desde el coto minero hasta el caserío de Barnaola. Aquí, se cargaba en las vagonetas del ferrocarril, cuya capacidad de transporte era de unas 300 toneladas diarias, y se transportaba hasta la estación de Ormaiztegi, donde se trasvasaba al Ferrocarril del Norte. Así, y tras un corto pero intenso viaje, llegaba hasta el puerto de Pasaia para ser embarcado rumbo a Inglaterra.
Por su parte, la compañía inglesa Cerain Iron Ore, que trabajaba al otro lado de la montaña, construyó otro ferrocarril de 1,5 kilómetros de longitud. Varias vagonetas arrastradas por una locomotora de vapor eran las encargadas de recoger el mineral para transportarlo hasta el plano inclinado, por donde bajaba a los hornos de Aizpea. Tras la calcinación, el mineral era transportado por un tranvía aéreo de unos 3 km hasta el caserío Barnaola, donde también se cargaba en el ferrocarril de Mutiloa.
Las calderas de las locomotoras se encendieron por última vez en el año 1927, pero los mineros siguieron trabajando en la extracción del mineral hasta el año 1951 en el caso de Zerain y hasta la década de los años 80 en el de Mutiloa.
A través de la vía
Antes de comenzar la vía verde, y como aproximación a la misma, existe la oportunidad de recorrer los dos kilómetros que forman el camino de Troi. En este recorrido, el visitante se adentra de lleno en los frondosos bosques del Goierri, y además comienzan a verse los primeros vestigios mineros de la ruta: el lavadero de Mañastegizahar o el área extractiva de Troi. Está será, sin duda, una buena forma de empezar una ruta con la virtud de trasladar al que la visita a formas de vida pasadas.
- Naturaleza en estado puro y vestigios del trabajo del hombre conviven en perfecta armonía en la zona de tratamiento de mineral del paraje conocido como Mañastegizahar, en la localidad de Mutiloa. En este enclave se encuentran los restos de la vertedera, el depósito de agua, el depósito de minerales y el lavadero
- Zona de tratamiento del mineral en el paraje conocido como Mañastegizahar, en la localidad de Mutiloa
La vía verde comienza en el caserío Barnaola: hasta aquí llegaban los minerales de las compañías Mutiloa y Zerain Iron Ore para su posterior carga y transporte en tren. En las inmediaciones pueden apreciarse los restos de un antiguo cargadero de mineral y una tolva de descarga. El camino prosigue dejando atrás la ruinosa cochera del ferrocarril, denominada “Makinetxe”, para adentrarse inmediatamente en el tupido bosque de pinos por la ladera sur del monte Izturi. Aquí se puede disfrutar del majestuoso y tranquilo valle del río Troi, donde el turismo medioambiental y el industrial muestran su mayor esplendor.
Al arribar al barrio de Lierni, se puede apreciar la silueta de la sierra montañosa de Aizkorri, donde se encuentran las cumbres más altas de Euskadi. Esta configuración orográfica da nombre a la comarca, denominada Goierri, que en euskera significa “tierras altas”.
- Una vez reanudado el camino hacia Ormaiztegi, dejando ya atrás el barrio de Lierni, el viajero encuentra el puente del mismo nombre, donde los raíles todavía ofrecen un sabor ferroviario que recuerda el ajetreo diario que se vivió antaño en estos bosques. Los espesos pinares rodean todo, parece que no hay nada más allá. Sin embargo, pronto se puede atisbar el primer indicio de civilización desde el comienzo de la vía verde: la localidad de Ormaiztegi, con sus imponentes viaductos, aparece bajo la ladera de la montaña.
- En este punto se encontraba la bifurcación que dividía el ferrocarril en dos ramales. El de la derecha era utilizado por Cerain Iron Ore Company, y el de la izquierda por la Compañía Minera de Mutiloa
En este punto se encontraba la bifurcación que dividía el ferrocarril en dos ramales. El de la derecha era utilizado por Cerain Iron Ore Company, y el de la izquierda por la Compañía Minera de Mutiloa. El mineral de ambas tenía características muy diferentes, por lo que cada una transportaba las toneladas a sus respectivas instalaciones donde eran lavadas y calcinadas. El proceso concluía volcando la mercancía en las zonas de tratamiento ubicadas en Danborre y Lointzi, donde era habitual encontrar hornos de calcinación, cables aéreos, planos inclinados, almacenes… Un conjunto industrial – minero – ferroviario que permite al viajero soñar y trasladarse a otra época en la que en estos apacibles montes reinaba el bullicio y la actividad. Por suerte, estos vestigios están siendo recuperados para ser utilizados como uso turístico. Finalmente, el mineral se trasvasaba al Ferrocarril del Norte en la estación de Ormaiztegi para su traslado al puerto de Pasaia, donde se embarcaba rumbo a Inglaterra.
Existe la posibilidad de continuar el recorrido dos kilómetros más, pero esta prolongación no es considerada como vía verde porque, debido a sus fuertes pendientes, no es accesible para algunos colectivos de la población y, además, su trazado no coincide con el antiguo camino que se habilitó para el ferrocarril. En este paseo se pueden seguir viendo y visitando almacenes de mineral y restos del plano inclinado del antiguo ferrocarril minero junto a las modernas infraestructuras (viaductos, vías y trenes) de la línea Madrid – Irun, que transcurre por las inmediaciones. Finalmente, se llega a la localidad de Ormaiztegi, donde termina el itinerario junto a una de las fuentes con aguas ferruginosas que abastecía al antiguo balneario de Ormaiztegi.
Despiece 1: Viaducto de Ormaiztegi
El antiguo viaducto metálico, situado junto al de nueva construcción, fue obra de Alexander Lavalley, predecesor de Eiffel. Se construyó en el año 1864 para permitir que los trenes de la Compañía del Norte salvaran la difícil orografía guipuzcoana. Siendo una obra con un valor estratégico incalculable, ha tenido varias anécdotas a lo largo de su dilatada historia. Pero la que más ha marcado su historia fue el episodio ocurrido durante la Guerra Civil, cuando los obreros de Altos Hornos de Bergara cortaron el puente con sopletes y, al día siguiente, los franquistas les fusilaron junto al viaducto. Así pues, en el año 1941 tuvo que ser reconstruido, tomando su aspecto actual. Tras 131 años de continuado uso, en el año 1995 se construyó el viaducto nuevo de hormigón, a escasos metros del antiguo.
- Viaducto antiguo
- Viaductos viejo y nuevo
- Panorámica de los dos viaductos
Despiece 2: La otra vertiente
En las inmediaciones de esta vía verde existe una ruta de senderismo que transcurre por el barrio Aizpea de la localidad de Zerain, en la ladera contraria de la montaña. Parte de este circuito aprovecha el antiguo trazado de los ferrocarriles alemán e inglés, que se construyeron en el coto de Zerain y hoy en día sirven para el disfrute de los viandantes. En este agradable paseo se pueden contemplar algunos vestigios mineros y ferroviarios: las minas a cielo abierto de San Canuto y San Juan, las bocas de las minas de San Anacleto, Santa Lucía y Precaución, o el túnel construido para el ferrocarril alemán.
La jornada puede completarse con una visita al Conjunto Monumental de la Montaña del Hierro, que incluye distintos recursos de interés: visita guiada a los hornos de calcinación, a la galería “Polborina” (elegida entre más de 200 galerías de la zona para ser habilitada como recurso turístico), o al centro de interpretación Aizpitta, idóneo para conocer y comprender la importancia del hierro en la zona. Este centro de interpretación está ubicado en la denominada “Casa de los Ingleses”, construida en el año 1900 para albergar al ingeniero y al contable de las canteras.
Gracias por el artículo Eguzkiñe!
No es porque esté ubicado en nuestra comarca, pero realmente es una ruta sensacional, especialmente interesante para hacerlo con niños.
Si estáis interesados, encontraréis más información en http://www.goierriturismo.com.
¡Que la disfrutéis!